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El Memorial y la Fundación Víctimas del Terrorismo organizaron en El Escorial el curso “El futuro inmediato del terrorismo yihadista: Tendencias globales, conflictos regionales y dinámicas internas”

El Memorial Y La Fundación Víctimas Del Terrorismo Organizaron En El Escorial El Curso “El Futuro Inmediato Del Terrorismo Yihadista: Tendencias Globales, Conflictos Regionales Y Dinámicas Internas”

El Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo y la Fundación Víctimas del Terrorismo (FVT) organizaron por sexto año consecutivo un curso de verano sobre terrorismo yihadista con la Universidad Complutense en El Escorial. En esta edición el curso “El futuro inmediato del terrorismo yihadista: Tendencias globales, conflictos regionales y dinámicas internas” estaba dirigido por Manuel Torres Soriano, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.

El ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, fue encargado de inaugurar las dos jornadas en compañía de Florencio Domínguez, director del Memorial, del presidente de la FVT, Tomás Caballero, que participó por vía temática; el director del curso, así como la subsecretaria del Interior, Isabel Goicoechea Aranguren, y la directora general de Atención a las Víctimas del Terrorismo, Montserrat Torija. El titular de Interior reafirmó el compromiso del Ejecutivo para continuar combatiendo sin tregua la amenaza yihadista. De hecho, en 2021, España realizó 22 operaciones antiterroristas, que se saldaron con 39 detenciones, “cifras ligeramente superiores a las de 2020”. Grande-Marlaska alertó sobre el peligro que supone para Europa el avance de grupos terroristas en el Sahel, añadiendo que la seguridad de esta zona de África es actualmente “una de las principales prioridades para España en la lucha contra el terrorismo”. También señaló esta región africana como una de los principales objetivos de los esfuerzos de cooperación policial española “tanto a través del intercambio de información como mejorando las capacidades locales para luchar contra el terrorismo”.

El director del curso, Manuel Torres Soriano, abrió el seminario con un análisis de los procesos de liderazgo dentro de las organizaciones terroristas, proponiendo una valoración de la estrategia que consiste en eliminar la cúpula o los líderes destacados de éstas, para debilitarlas. Si bien es cierto que permite privarlas de sus miembros más experimentados y obligarlas a centrarse en garantizar su supervivencia en vez de planear ataques, también puede derivarse en efectos contraproducentes, destacó. Para el catedrático de la Pablo de Olavide, existe la posibilidad de convertir a un líder poco carismático en mártir, o que las competencias y la barbarie del sucesor excedan las del cabecilla abatido. En cualquier caso, recalcó que las consecuencias de esta estrategia deben contemplarse a largo plazo.

Otro de los temas tratados fue la inspiración y las conexiones internacionales del activismo yihadista en España en la mesa redonda en la que participaron Alfonso Fraile, del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), Manuel Rodríguez García-Risco, de la Comisaría General de Información del Cuerpo Nacional de Policía, Francisco Vázquez, coronel y jefe de la Unidad Contra Terrorismo Internacional de la Jefatura de información de la Guardia Civil,  y Lluis Paradell i Fernández, inspector de la Comissaria General d’Informació de los Mossos d’Esquadra. Todos insistieron en la dimensión internacional del fenómeno yihadista, una característica aún más evidente en el ámbito virtual, por lo que es imprescindible que los Estados afectados colaboren tanto en el plano policial como judicial. A ese respecto, Manuel Rodríguez García-Risco se refirió a los retos que plantea la cooperación entre países debido a los desajustes en materia jurídica, una dificultad que resulta aún mayor cuando tampoco se comparten los mismos valores. Mencionando la investigación de los asesinatos de los peridoistas Roberto Fraile y David Beriain en Burkina Faso, en abril de 2021, recalcando la necesidad de tener interlocutores capaces y fiables en la lucha contra el yihadismo.

Alfonso Fraile centró su intervención en unirse a una organización o un grupo terrorista. Según el listado consolidado de combatientes terroristas en el extranjero (CTE) elaborado por el CITCO, el fenómeno incluye a 260 personas en España, en su mayoría varones entre 18 y 39 años. Algunos de ellos habrían fallecido o retornado a España, pero Fraile reconoció la dificultad de proporcionar cifras exactas. El experto en yihadismo hizo hincapié en la peligrosidad de estos individuos adiestrados en el manejo y uso de armas y explosivos, que también se benefician de un estatus de héroe ante los ojos de los simpatizantes, y de la posibilidad de reactivar su red de contactos con otros muyahidines.

Francisco Vázquez puso de relieve la inspiración como concepto clave en el fenómeno yihadista, destacando la importancia de contrarrestar los procesos de autoadoctrinamiento y la difusión de la propaganda. Por lo tanto, aunque las operaciones llevadas a cabo en la lucha contra el yihadismo resulten a menudo menos espectaculares que las que se realizaban contra ETA y desembocaban en el desmantelamiento de grandes células y en la incautación de numerosos explosivos y armas, no se les debe restar importancia, resaltó.

Lluis Paradell i Fernández esbozó el escenario que podría darse en Cataluña en un contexto marcado por la llegada al poder de los talibanes en Afganistán y la expansión del yihadismo en el continente africano. Contemplaba la posibilidad de que Cataluña sirva de base para una red yihadista local, y que atentados sean cometidos por Al-Qaeda o Daesh o dirigidos desde África. También alertó sobre el peligro que representan individuos con perfiles imprevisibles que podrían escapar al control de las fuerzas y cuerpos de seguridad.

La jornada concluyó con la ponencia del coronel del Ejército de Tierra, Mando de Adiestramiento y Doctrina, Javier Ruiz Arévalo, que impartió una lección estratégica de la retirada internacional de Afganistán. El coronel afirmó que el intento de democratización de Afganistán no fue un error, recordando que este proceso iniciado por los afganos había sido brutalmente interrumpido con el golpe de Estado de 1973. Achacaba la situación actual a la falta de consolidación del Estado y a las deficiencias del Ejército afgano, pero también a una grave carencia en materia de información de cara al avance de los talibanes en las áreas rurales. Otro error fue poner fecha, pero no condiciones a la retirada estadounidense, negociada sin el Gobierno afgano. Estas nuevas circunstancias podrían fomentar el arraigo de organizaciones yihadistas en Afganistán debido al insuficiente control del territorio por parte de los talibanes. Sin embargo, Javier Ruiz Arévalo matizó el alcance de la amenaza, y recalcó que la mayoría de los Estados de la zona tienen interés en fomentar la estabilidad de Afganistán para que este pueda asumir un papel de corredor comercial que beneficiaría a los actores regionales.

En la segunda jornada se trató la prevención de la radicalización violenta, el Sahel, la lucha global contra el terrorismo y los testimonios de familiares de las víctimas en Burkina Faso y la sala Bataclan en París. Comenzaba su segunda jornada con la intervención de Carola García-Calvo, investigadora principal del programa sobre radicalización violenta y terrorismo global del Real Instituto Elcano. García-Calvo expuso la experiencia europea en materia de prevención de la radicalización violenta, un aspecto que se incorporó en la Estrategia Europea Contra el Terrorismo en 2005, después de que los atentados de Madrid y Londres alertaran sobre la amenaza terrorista homegrown. Señaló cinco principales ejes de trabajo: las ideologías que pueden derivarse en actos violentos, la cuestión de los Combatientes Terroristas Extranjeros y de la radicalización en el ámbito penitenciario, la resiliencia de la sociedad a nivel local, internet y terceros países prioritarios en las zonas del Norte de África, Oriente Medio y los Balcanes occidentales. También insistió sobre la importancia de aspectos transversales como las perspectivas de género y el apoyo a las víctimas del terrorismo. “El terrorismo yihadista sigue siendo la principal amenaza para los ciudadanos europeos”, advirtió Carola García-Calvo, que destacó también la preocupación por el auge de las acciones de extrema derecha, del antisemitismo y de otros extremismos como los manifestados por grupos organizados en internet con amenazas a políticos que adoptaron medidas contra la pandemia de la Covid-19. En el ámbito terrorista el foco de preocupación en la Unión Europea está en los combatientes yihadistas retornados de Siria e Irak y en la radicalización dentro de las cárceles. En este sentido reveló que entre 1996 y 2019 el 25% de los condenados por delitos relacionados con el terrorismo yihadista procedían de la delincuencia común. Carola García-Calvo señaló que “la radicalización yihadista en España se concentra en cuatro grandes bolsas: Cataluña, Ceuta y Melilla, Madrid y en menor medida Levante”.

Tras esta ponencia se celebró una mesa redonda sobre el Sahel como frontera avanzada en la lucha contra el terrorismo, que contó con unos panelistas de muy alto nivel. En primer lugar, intervino Carlos Echeverría Jesús, subdirector del Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado de la UNED, que hizo énfasis en el peligro yihadista en el Sahel occidental, una zona comprendida entre Mauritania y Chad donde se concentra el mayor foco del terrorismo en el continente africano. Subrayó las dificultades específicas de este escenario, como la debilidad de Estados a menudo plagados por la corrupción y la creciente influencia de actores como Rusia. Este último elemento podría perjudicar la cooperación actual con Níger, donde se encuentra la mayor parte de las fuerzas europeas movilizadas en la zona, si Rusia desarrollara operaciones de propaganda similares a las que precipitaron el final de Barkhane en Mali, afirmó Echevarría.

El director del proyecto europeo de Grupos de Acción Rápida de Vigilancia e Intervención en el Sahel (GAR-SI), el general de División de la Guardia Civil, Francisco Espadas Santana, advirtió de que esta región africana “es un avispero en el que los grupos yihadistas están sustituyendo al propio Estado”. Explicó que, en el proyecto que arrancó en 2017, participan agentes de la Guardia Civil española y de las gendarmerías de Francia, Italia y Portugal, dedicados a formar a integrantes de unidades policiales en estos países para consolidar la paz y evitar el avance yihadista en cinco países del Sahel, el G-5 Sahel: Mauritania, Malí, Burkina Faso, Níger y Chad, así como en Senegal. “En el Sahel los grupos yihadistas están donde el Estado no llega, las grandes regiones desérticas, donde están creando sus propias instituciones, con su sistema judicial y sus escuelas, y nosotros tratamos de establecer un sistema democrático”, explicó el general Espadas. Destacó que las unidades creadas en estos países desde que se implantó el proyecto han conseguido neutralizar a 588 terroristas y solo en lo que va de año han logrado liberar a 1.306 víctimas de organizaciones dedicadas a la migración ilegal. Señaló que ya han desplegado trece compañías integradas por entre 120 y 150 personas de dichos países a los que además de formación se les dota de equipamiento. No obstante, acalró que en la actualidad el proyecto está paralizado en Mali por la presencia de mercenarios rusos y para evitar que material de estas unidades pueda terminar en sus manos. Francisco Espadas recordó a los 40 miembros de estas unidades que han fallecido en los 27 ataques que han sufrido desde su implantación en la zona en marzo de 2017, 16 de ellos solo en Burkina Faso: “Nos duele igual que si fueran guardias civiles o gendarmes de los nuestros”

 También intervino el director del Instituto de Política Internacional de la Universidad Francisco de Vitoria, Florentino Portero, que explicó la dificultad de llegar a una definición consensuada del terrorismo que permitiera trasladar el concepto al ámbito del Derecho Internacional de forma satisfactoria teniendo en cuenta que el terrorismo busca siempre construir una realidad alternativa mediante una operación de chantaje”. Hizo un repaso de los estados que estorbaron una tipificación nítida para seguir instrumentalizando el terrorismo por su propio interés. Esta tendencia podría ir aumentando a raíz del declive del orden liberal, el cual enmarcaba en la competencia entre las potencias con normas y organismos internacionales. Florentino Portero prevé que los conflictos sean cada vez más híbridos y asimétricos, y por lo tanto susceptibles de involucrar a grupos y organizaciones terroristas.

 La última jornada del curso finalizó con el testimonio de familiares de las víctimas. María Jiménez Ramos, periodista y profesora de Comunicación de la Universidad de Navarra, entabló una conversación con Juan Carlos Fernández, hermano del misionero español Antonio César Fernández asesinado en Burkina Faso hace tres años, que destacó que siempre hizo el bien y dejó el mundo mejor de como lo encontró. Su vocación como misionero se tradujo en muchos años de compromiso social en África, donde implantó el ideario de las escuelas salesianas. Con 71 años y en contra de la opinión familiar, aceptó la que sería su última misión: Burkina Faso. “Mi hermano se fue a Burkina Faso, un país que no era estable y todo se mezclaba con el terrorismo. Allí le mataron ayudando a los demás”, reveló. El 15 de febrero de 2019, cerca de la frontera sur del país, un grupo de yihadistas registró su coche antes de llevarse a César a un bosque cercano donde lo asesinaron de tres disparos. Su hermano evocó la batalla administrativa que tuvo que llevar a cabo para traer sus restos y la frialdad de las circunstancias en las que finalmente fueron devueltos a la familia, en un hangar comercial donde suelen transitar mercancías. Concluyó su testimonio afirmando la importancia de la presencia de misioneros como César en África, donde estos asumen otra vertiente de la lucha contra el terror, fomentando la educación y la igualdad.

También participó Cristina González, hermana de Alberto, asesinado en el atentado contra la sala Bataclan de París el 13 de noviembre de 2015. Cristina describió a Alberto como a una persona feliz, que también hacía felices a los demás: “murió sintiéndose realizado y querido. Un disfrutón, un hermano diez. Un amor personalizado, una persona eterna”. Recordó la interminable búsqueda de su hermano por todos los hospitales parisinos, sin saber si lo encontraría con vida, hasta que le dieron la terrible noticia de su muerte. Criticó la ausencia de dispositivos de traducción y de ayuda de la Embajada española para asistir a su familia en los trámites que siguieron al ataque, así como la falta de apoyo psicológico y económico durante los diez días que se quedó con su familia en París antes de poder volver a España con el cuerpo de Alberto. Respecto del juicio de los atentados de noviembre, que se inició en septiembre del año pasado y finalizó hace una semana, lo calificó de “pantomima”. Declaró que de poco le servía aclarar las circunstancias de los últimos momentos de su hermano, “pues estos no han de eclipsar los 29 años que vivió feliz”. Añadió que el juicio no alcanzó ninguno de los dos objetivos que tenía que haber cumplido: “juzgar a los culpables, pero también deslindar responsabilidades”. Expresó su decepción frente a las penas pronunciadas en contra de quienes asistieron a los terroristas y destacó una serie de errores a nivel policial, lamentando que estos no se abordaran durante el juicio. Por último destacó la responsabilidad del Gobierno de Francia al denunciar la grave carencia de reflexión sobre las condiciones de la radicalización de los que se convertirían en los verdugos de su hermano.

 Estos testimonios fueron seguidos por un largo aplauso cargado de emoción antes de que la subsecretaria del Interior, Isabel Goicoechea clausurara el curso. La subsecretaria resaltó que este curso sirve “para ampliar el conocimiento sobre el terrorismo yihadista y empatizar con sus víctimas”. De éstas destacó su testimonio como “una herramienta esencial para la deslegitimación ética, social y política del terrorismo”. Y remató su intervención con un agradecimiento especial “a Cristina y Juan Carlos, para que compartan su sufrimiento, para ayudar a construir una sociedad con memoria”, dijo antes de dar por clausurado el curso.

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