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Terrorismo yihadista y pandemia. Curso de verano en El Escorial

Terrorismo Yihadista Y Pandemia. Curso De Verano En El Escorial

La Fundación Víctimas del Terrorismo (FVT) y el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo han organizado un nuevo curso de verano, en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid, los días 19 y 20 de julio en San Lorenzo del Escorial, con el título “Terrorismo y antiterrorismo en tiempos de pandemia y pospandemia”. Por sexto año consecutivo, FVT y Memorial ha impulsado un curso de verano centrado en el terrorismo yihadista, que en esta edición ha sido diseñado, ante la nueva realidad generada por la COVID-19, con el propósito de establecer un marco de análisis para el mejor conocimiento de un fenómeno terrorista con demostrada capacidad de mutación y adaptación a los nuevos contextos. Bajo el título de “Terrorismo y antiterrorismo en tiempos de pandemia y pospandemia” y con la dirección académica del profesor Luis de la Corte Ibáñez, en esta ocasión la temática abordada ha sido la nueva realidad generada por la pandemia por la COVID-19. La subsecretaria de Interior, Isabel Goicoechea, inauguró el encuentro con palabras para las víctimas del terrorismo. Para Goicoechea, “las víctimas constituyen una referencia ética para nuestro sistema democrático. El terrorismo intenta socavar nuestra democracia. Las víctimas del terrorismo son el testimonio vivo, generoso y doliente para todos nosotros, para continuar en la lucha contra ese terrorismo desde todos los ámbitos”.

La inauguración dio paso a la primera ponencia a cargo del director del curso, Luis de la Corte Ibáñez, quien respondió a la pregunta: ¿Cómo ha influido e influirá la pandemia en el terrorismo internacional? El profesor De la Corte planteó una serie de previsiones a corto plazo como que los atentados disminuirían en unas partes del mundo y en otras, podrían aumentar, lo cual daba menos oportunidades a los atentados terroristas, pero se daría una situación contraria y podría aumentar el terrorismo en países con estados menos fuertes o con situaciones de actividad terrorista previa elevada. Asimismo, desgranó previsiones a largo plazo sobre el impacto de la pandemia en el terrorismo yihadista: la pandemia podría generar incremento de la actividad yihadista y del número de atentados y muertos, sobre todo en los países en que la lucha antiterrorista se realiza con apoyo de organizaciones internacionales, se preveía que las consecuencias económicas de la pandemia a nivel mundial iba a ser desastrosa y, por tanto, habría menos recursos para gestionar incluso la ayuda humanitaria y las misiones internacionales, habría que desplazar los recursos previamente aplicados a la lucha antiterrorista. También a largo plazo se pronosticaba un aumento del bioterrorismo y los atentados con armas biológicas.

Posteriormente, el profesor Luis de la Corte moderó una mesa redonda sobre “El terrorismo yihadista en el mundo”, con Carlos Igualada, director del Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo (OIET); Carlos Echeverría Jesús, profesor de Relaciones Internacionales de la UNED, y Jesús Díez Alcalde, jefe de la Unidad de Análisis de la Seguridad Nacional. Carlos Igualada señaló cuatro niveles de la actividad yihadista actualmente: Al-Qaeda y Daesh, como referentes internacionales, en un segundo escalón, franquicias y grupos afiliados a estas dos organizaciones, y a partir de ahí utilizaron sus propias siglas o no. Un tercer nivel conformado por grupos independientes que han adoptado la agenda del yihadismo global en Siria, Tailandia y otros países que han rechazado unirse a los dos grandes. Por último, el cuarto escalón se compone por individuos inspirados por la influencia ideológica de estos grupos, lo cual se ve sobre todo en los atentados realizados en Europa en los últimos años. Carlos Echeverría dibujó un escenario propicio para alimentar la amenaza del yihadismo y la ideología que alimenta a determinados grupos siga siendo potente: ese tiempo de interrupción ha sido también de adaptación para los actores terroristas y una continuación de su esfuerzo en dimensiones ideológicas, propagandistas y en el escenario de la pandemia que aún no sabemos cuándo llegará a su fin. Del Sahel para abajo, destacó que la situación es tan preocupante que quienes van a sacar partido son los yihadistas. Tanto el Magreb como Oriente Próximo son escenarios donde el yihadismo vive un buen momento, el sur de nuestro sur, el Sahel representa un foco de amenaza para la seguridad de España y el resto de la Unión Europea. Por último, Díez Alcalde disertó sobre el yihadismo en África, remarcando que la pretensión del yihadismo “es venir para quedarse”, recordando que mientras en 2006 nadie hablaba de yihadismo en África subsahariana, ahora hay una expansión total. Aportó como dato que en el anuario del OIET se subraya que la región del Sahel se considera la nueva frontera meridional para la seguridad de Europa.

La primera jornada por la tarde estuvo protagonizada por la conferencia de la periodista Pilar Cebrián sobre “Los yihadistas europeos desplazados en Siria e Irak”. Cebrián presenció desde su trabajó como corresponsal en Turquía “cómo bajaban de los autobuses las personas que iban hacia el Califato” del Daesh. Allí comenzó a hacerse preguntas sobre estos retornados del Daesh, alrededor de cinco mil personas de la Unión Europea que se habían marchado a vivir “bajo el gobierno de un grupo terrorista y combatiendo en las filas de la Yihad”. Durante un tiempo, Pilar Cebrión entrevistó a prisioneros, seleccionando a seis de cinco países. Generalmente se radicalizaban a través de perfiles en las redes sociales buscando “emociones, sensaciones y experiencias”, concibiendo a los yihadistas “como tendencia y moda”, y con una ignorancia absoluta “en cuanto a teología o historia de la Yihad”.

La segunda jornada comenzó con una mesa redonda bajo el título “Afrontando las amenazas terroristas en el territorio nacional y el exterior”, en la que tomaron parte representantes de Guardia Civil, Policía y Ejército. El comandante de la Guardia Civil, Fernando Huete, aseguró que la amenaza yihadista es “desestructurada”, lo que obliga a actuar en “espacios de riesgos con objetivo claro de detectar la amenaza y minimizar el riesgo”. Marcó un antes un después en internet como espacio de riesgo, desde la irrupción del Daesh, destacando “la colaboración policial y de inteligencia”, muy importante en este ámbito. Jesús Pedrazo, comisario de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional, comenzó revelando que “detrás de todo este trabajo no sólo hay logística, sino muchas personas y un esfuerzo sostenido y muy amplio. Intentaré dar una panorámica”. Sobre el terrorismo yihadista alertó que “es una amenaza que vino para quedarse”, aunque “la resiliencia de los Estados ha demostrado que somos capaces de levantarnos, luchar”. En relación con España reconoció los “muchos años en un nivel de alerta 4 que nos obliga a investigar” con un esfuerzo considerable, “con énfasis en la detección temprana y trabajo en el ciberespacio”, apuntó. Y terminó con una conclusión general: “Corremos contra nuestras dificultades y las vamos superando, nos vamos adaptando en un modo dinámico. Detrás de todo esfuerzo estratégico operativo hay mucha gente trabajando en ello”.

Después tuvo lugar la ponencia “Inteligencia y cooperación antiterrorista en la Unión Europea”, del director del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) del Ministerio del Interior, Manuel Navarrete, quien advirtió de que el yihadismo sigue siendo “la principal amenaza para la seguridad y de que no hay que rebajar la tensión, aunque España lleve varios años sin atentados”. El general Navarrete comentó que, a pesar de la presión terrorista y de la pandemia por el coronavirus sigue habiendo coordinación europea y hay una respuesta suficiente en este ámbito, pero ha estimado que hay que “mantener los recursos y la tensión pues la amenaza sigue estando ahí”. El máximo responsable del CITCO recordó que, en 2020, año en el que se declaró la pandemia, se registró en el ámbito europeo un número similar de ataques terroristas que en 2019, que produjeron más víctimas. Navarrete indicó que “el terrorismo ha intentado aprovechar la situación de pandemia identificando al COVID-19 con un virus divino y un castigo de Alá pero no han conseguido utilizarlo recurrentemente para propagar sus ideas y ya prácticamente estas alusiones han desaparecido de la retórica yihadista”. Por otra parte, destacó que el CITCO está prestando atención a la “hipótesis más peligrosa, que es la vinculación del terrorismo con el crimen organizado o que el crimen organizado utilice técnicas terroristas”. “Hemos visto que muchas personas que están vinculadas al terrorismo tienen antecedentes criminales y pescan en el mismo sitio, captan en los mismos caladeros de personas vulnerables”, señaló el general.

La ponencia dio paso a una mesa redonda sobre “Experiencias y tendencias en la prevención de los extremismos violentos”, moderada por Marta Summers, profesora de la Universidad Francisco de Vitoria, con Julio Andrade, director del Centro Internacional de Formación de Líderes de la Agencia de la ONU-UNITAR; Carlos Javier Lanza Conmeaux, secretaría general Instituciones Penitenciarias, y María Lozano Alía, consultora internacional en prevención del extremismo violento. Julio Andrade proponía que “si queremos enfrentar y prevenir el extremismo violento” es necesario “construir un desarrollo sostenible, un mundo en el cual trabajemos juntos para solucionar los conflictos”. Para eso sugería que Naciones Unidas y el organismo que se encarga de coordinar este trabajo sea la Oficina de Lucha contra el terrorismo. Carlos Javier Lanza expuso las medidas preventivas tomadas desde Instituciones Penitenciarias contra la radicalización en la asistencia religiosa, la actividad de ONGs, la ubicación de los presos y el seguimiento a los mismos.

El curso concluyó con una mesa redonda sobre “Narrativas contra el terrorismo y aportación de las víctimas”, coordinada por María Jiménez Ramos, periodista y profesora en las Universidad de Navarra. Fue la parte más emotiva del curso. En la misma participaron Gema de los Ríos, viuda de Jorge García Tudela, inspector de la Policía Nacional asesinado en el atentado contra la Embajada española en Kabul en 2015; Estefanía Vera, viuda del policía Gabino San Martín, asesinado en ese mismo atentado, y Juan Francisco Benito, padre de Rodolfo Benito Samaniego, joven ingeniero asesinado en los atentados yihadistas del 11 de marzo de 2004. Benito repasó las horas de incertidumbre que vivió su familia hasta que le confirmaron la muerte de su hijo: “Son minutos en los que uno empieza a evocar los días anteriores, la vida familiar…”. Juan Francisco Benito se emocionó recordando a su hijo precisamente porque el 20 de julio hubiera sido su cumpleaños. Gema de los Ríos vivió momentos de angustia cuando conoció la noticia del atentado en Kabul. Trató de aislar a sus hijos de las informaciones, mientras ella comenzó a llamar a compañeros de su marido y a buscar por internet, hasta que recibió la fatal noticia. Estefanía Vera no pudo reprimir las lágrimas y la emoción cuando con voz entrecortada contó cómo vivió con incredulidad el asesinato de su marido en la capital afgana: “Aunque te lo están diciendo no te lo crees. Cuando te dicen que la realidad supera a la ficción es así.”

Montserrat Torija, directora general de la Oficina de Atención a Víctimas del Terrorismo en el Ministerio del Interior, Florencio Domínguez y Luis de la Corte clausuraron el curso.

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