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18-20 JULIO, CURSO DE VERANO EN LA UIMP “LA FINANCIACIÓN DEL TERRORISMO”

18-20 JULIO, CURSO DE VERANO EN LA UIMP “LA FINANCIACIÓN DEL TERRORISMO”

El curso “La financiación del terrorismo” en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), en Santander, fue inaugurado el miércoles 18 de julio por la directora general de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo del Ministerio del Interior, Sonia Ramos; el rector de la UIMP, Emilio Lora-Tamayo; el concejal del Ayuntamiento de Santander, Daniel Portilla; el director del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, Florencio Domínguez, y el director del curso, Raúl López Romo.

La conferencia inaugural “Los orígenes de la extorsión terrorista en España” correspondió a Gaizka Fernández Soldevilla, doctor en Historia y responsable del área de Archivo, Investigación y Documentación del Memorial de Víctimas del Terrorismo. Gaizka Fernández recalcó que empresarios y directivos han sido “objetivo prioritario” de ETA por dos motivos: ideológicos, “en el papel de Robin Hood”, o económicos, como “fuente de financiación”. El historiador dijo que, en sus inicios, entre 1958 y 1967, la banda terrorista ETA se financia “con grupúsculos vascos del exilio, sobre todo desde Venezuela; las cotizaciones de sus propios militantes, y las llamadas “visitas a domicilio”, un precedente amable del impuesto revolucionario”. Posteriormente, según Fernández Soldevilla, la banda recurrirá a los atracos, “una fórmula exitosa de financiación” por la falta de medidas de seguridad de los bancos, el desconocimiento sobre ETA y las rápidas huidas a Francia que permiten conseguir mucho dinero. Ya en los años setenta y ochenta, las diferentes facciones del grupo terrorista utilizan los secuestros y extorsiones como fuente principal de financiación. Por último, Gaizka Fernández dejó tres conclusiones:

-La extorsión funciona cuando la amenaza es real.

-Para matar hace falta dinero.

-Para acabar con el terrorismo hay que acabar con su financiación.

El director del Centro Memorial, Florencio Dominguez, intervino con la ponencia “La financiación de ETA en democracia” explicando y desarrollando tres ideas base: una, ETA ha tenido recursos suficientes para mantener su actividad terrorista durante décadas. Dos, hay “años dorados” entre 1978-79 y mediados de los años ochenta, y “años malos”, desde 2002 en adelante. Y tres, la banda ejerce un control exhaustivo de sus cuentas y gastos, hasta el extremo de obligar a sus militantes a justificar sus gastos menores o proporcionar lo justo para vivir a sus militantes.

Al término de su conferencia, Florencio Domínguez expuso varias conclusiones:

-La mayoría de los objetivos a extorsionar no cedieron, pero los que lo hicieron fueron suficientes para financiar a ETA.

-El descenso de recursos de la extorsión en su etapa final coincide con la debilidad operativa de la banda

-El dinero obtenido por ETA de las extorsiones ha financiado también a su entorno político y sus actividades.

-La extorsión fue posible por la red de colaboradores en la sociedad.

 

El mismo miércoles 18, en jornada de tarde tuvo lugar una mesa redonda “La experiencia de las víctimas del terrorismo”, moderada pro el periodista de RTVE, Manuel Ventero, y con la participación de Joseba Abaitua, profesor en la Universidad de Deusto e hijo de un secuestrado por ETA-pm; Lourdes Legasa, médico y sobrina de la primera víctima mortal de ETA por negarse a pagar las extorsiones de la banda, y José Manuel Ayesa, expresidente de la Confederación de Empresarios de Navarra (CEN). Loas tres aportaron sus experiencias como víctimas del terrorismo vinculadas a la extorsión.

La segunda jornada, el jueves 19, empezó con la lección de Manuel R. Torres Soriano, profesor de Ciencia Política de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, “El yihadismo en España”. Manuel Torres dividió en dos grandes fases la evolución del terrorismo yihadista en España, con una primera fase de “retaguardia estratégica”, entre los años ochenta y principios de los noventa, y una segunda fase de “giro hacia el enemigo lejano”, ya iniciado el siglo XXI. Según Torres Soriano, inicialmente el yihadismo se plantea a Europa y España como “lugares de refugio o retaguardias estratégicas frente a la persecución al islamismo radical en los países de origen”. Posteriormente, siguiendo la tesis del profesor Torres, con la guerra de los Balcanes, los yihadistas se plantean “la derrota de Occidente como requisito previo para la islamización del mundo musulmán”. Esa idea de derrota tiene como objetivo, que Estados Unidos y las potencias occidentales “desistan de ejercer influencia en el mundo musulmán, dejen de lado a sus aliados y estados títere, y los yihadistas vayan hacia el califato”. Después de explicar una serie de atentados yihadistas, Manuel Torres centró su intervención sobre la evolución del yihadismo en España, con “un antes y un después en los atentados del 11-S”, fijando un perfil de los terroristas yihadistas en España, que proceden de “los cuatro principales caladeros”: el área metropolitana de Madrid, la provincia de Barcelona, Ceuta y Melilla, remarcando que la incidencia del yihadismo “no es igual en la primera generación de migrantes islámicos, que en la segunda o tercera”.

Posteriormente intervino un experto del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) para exponer  la lección“La financiación del terrorismo yihadista”. En sesión de tarde hubo una mesa redonda centrada en “La persecución de la financiación del terrorismo” con representantes de Policía Nacional, Guardia Civil y el Servicio de Prevención del Blanqueo de Capitales (SEPBLAC). Destacaron la idea de que España, además de financiar a los combatientes del Daesh desplazados a Siria, ha sido la base de apoyo logístico y financiero del Califato y también uno de los países utilizados para financiar la planificación de atentados fuera de nuestras fronteras.

 

La tercera y última jornada, el viernes 20 de julio, se inició con la intervención del profesor emérito de la Universidad del Ulster, Henry Patterson sobre la financiación de la rama provisional del grupo terrorista Ejército Repúblico Irlandés (IRA). El profesor Patterson explicó las raíces del conflicto norirlandés desde 1969, la financiación del IRA Provisional y respuesta del Estado británico. Según Patterson, las fuentes de financiación de los provos varían “en las diferentes etapas de la llamada campaña militar”. El profesor norirlandés apuntó que entre 1970 y 1975 “no tuvieron problemas en atracos, secuestros, contrabando y negocios propios”, señalando entre estos últimos a taxis, bares, pubs y redes de contrabando de combustible, tabaco y bebidas alcohólicas. Junto a estas fuentes de recursos económicos, el experto universitario en terrorismo en el Ulster añadió como “fundamentales” durante la llamada “Guerra Larga”, en los años ochenta y noventa, el apoyo financiero de “la clase media y alta de la República de Irlanda”; el suministro de armamento del régimen de Muamar el Gadafi, y “los millones de dólares” llegados desde la comunidad irlandesa en Estados Unidos, a través del Comité de Ayuda Norirlandés (Noraid). Henry Patterson puntualizó que la actividad delictiva del IRA Provisional se extendió incluso a tiempos en los que “ya no estaba en guerra” como, ya entrados en el siglo actual, cuando todavía tenía capacidad de intimidar a disidentes y enemigos en 2001, o cuatro años más tarde, miembros de la banda terrorista republicana eran los autores del robo bancario “más grande de la historia, en Reino Unido e Irlanda”.

El profesor de la Universidad Rey Juan Carlos, Matteo Re, disertó sobre el caso de las Brigadas Rojas, con una introducción sobre el grupo terrorista de extrema izquierda que actuó en Italia entre 1970 y 1988. Re explicó que la falta de bibliografía especializada sobre la financiación de los brigadistas le había obligado a investigar en las más de 20 autobiografías de terroristas publicadas hasta ahora. Según, el investigador italiano, la financiación de las Brigadas Rojas se realiza por “vías pecuniarias o no pecuniarias, estas últimas como intercambios de favores difíciles de cuantificar”. Los terroristas de las Brigadas Rojas obtuvieron dinero recurriendo a los atracos de bancos y oficinas de correos “inspirándose en los métodos clásicos de la delincuencia común”. También realizan secuestros, “con fines económicos y fines propagandistas políticos”, apuntó Matteo Re. El historiador destacó que nunca utilizaron ni las extorsiones ni la venta de droga, según él, “negocios más propios de los grupos mafiosos”. Entre las ayudas externas más destacadas, Re citó la donación de armas de antiguos partisanos, el apoyo financiero del editor de extrema izquierda, Giangiacomo Feltrinelli, y la llamada “Zona Gris”, de recursos simbólicos o materiales, como propaganda, medios de transporte, apoyo médico o asesoramiento legal.

El curso fue clausurado por el director del mismo, Raúl López Romo, el secretario general de la UIMP, Miguel Ángel Casarmeiro, y la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, Maite de Araluce.

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