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10-12 JULIO CURSO DE VERANO-UCM “EL TERRORISMO YIHADISTA EN LA ENCRUCIJADA: OPORTUNIDADES Y RIESGOS TRAS EL DERRUMBE DEL CALIFATO”

10-12 JULIO CURSO DE VERANO-UCM “EL TERRORISMO YIHADISTA EN LA ENCRUCIJADA: OPORTUNIDADES Y RIESGOS TRAS EL DERRUMBE DEL CALIFATO”

 El curso “El terrorismo yihadista en la encrucijada: Oportunidades y riesgos tras el derrumbe del califato” fue inaugurado por la subsecretaria del Interior, Isabel Goicoechea; la presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, María del Mar Blanco, y el director del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, Florencio Domínguez.

Isabel Goicoechea, en su intervención, fijó como “prioridad” la lucha contra la radicalización, “clave en la lucha antiterrorista”. También tuvo palabras de homenaje, reconocimiento y apoyo a las víctimas del terrorismo.

La primera lección correspondió al director del curso el director del mismo, Manuel Torres Soriano, profesor de Ciencia Política en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, sobre el tránsito del “califato terrenal al califato virtual”. Tras distinguir entre Al Qaeda como “grupo terrorista en sentido estricto” y Daesh, grupos que quiere construir ·una entidad territorial”, el profesor Torres Soriano cree que el emirato es la “fórmula previa al califato”, entendido el emirato como “forma provisional de gobernanza islámica”. El director del curso distingue varios momentos en los “experimentos” del Daesh:

-Ostentación propagandística de su pureza religiosa.

-Beligerancia contra los países vecinos y el orden internacional.

-Imposición inmediata de la Sharia.

Asimismo, destaca que hay “una correlación directa entre dominio territorial y capacidad de comunicarse”, en la que puede observarse que la comunicación cae “en función del control del territorio”, basándose en el número de comunicados, que caen desde agosto de 2015 y también “los temas de propaganda”.

Tras la intervención del profesor Torres Soriano, siguió la de Ignacio Fuentes-Cobo, coronel de artillería y analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos sobre las diez lecciones aprendidas de la campaña militar contra Daesh. El coronel Fuentes-Cobo las expuso en el siguiente orden:

1-No crear oportunidades estratégicas, como ocurrió con las invasiones de Afganistán e Irak. Según el analista del IEEE, hay tres momentos clave con las invasiones comentadas de la extinta URSS y Estados Unidos, así como por las convulsiones geopolíticas de las “primaveras árabes”.

2-En geopolítica no existen espacios vacíos. Si un ejército se va, otro viene.

3-Sin voluntad de vencer, no se vence, se cae en el pensamiento mágico. Los casos de Libia, Siria o Afganistán.

4-La estrategia del terror funciona…pero sólo en el corto plazo. Como en Mosul, donde la publicidad del terror funcionó.

5-La territorialidad da poder…pero también te hace vulnerable.

6-Sin financiación no hay Califato. No hay otro grupo terrorista mejor financiado que el Daesh (petróleo, algodón, impuestos, extorsiones y saqueos).

7-La tecnología no garantiza el éxito…pero ayuda.

8-La maniobra sigue existiendo.

9-…pero la guerra se gana en las ciudades. Casos de Alepo y Mosul.

10-Utiliza aliados locales…pero pon botas sobre el terreno.

 

En la jornada siguiente, la del miércoles 11 de julio, el director del Programa sobre Terrorismo Global del Real Instituto Elcano, Fernando Reinares, indicó que el 90% de los yihadistas que residen en España desde 2013 son hombres y que, de estos, el 56% provienen de “segundas generaciones”, a diferencia de como ocurrió en el periodo 2004-2012, cuando el mayor volumen eran inmigrantes nacidos y criados en el extranjero. Así lo explicó en su ponencia “Actividad yihadista en España: continuidad y cambio de la amenaza terrorista”. Reinares señaló que “el yihadismo en España ha mostrado una extraordinaria transformación en los últimos años”. También informó de que, desde 2013, el 90% de los yihadistas que residen en el país “son hombres” y que, del total de terroristas, “el 91% son musulmanes de origen”, aunque solo el 78% posee un conocimiento “elemental” del Islam. El profesor Fernando Reinares manifestó la importancia de fijarse en la evolución, porque “ha dejado de ser lo que era hasta el año 2012”. Según el analista del Instituto Elcano, “ha dejado de ser un yihadismo global asociado, principalmente, con inmigrantes de primera generación y con una amenaza proveniente del exterior”. El catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos subrayó que los terroristas ahora son “personas nacidas y crecidas” en España, “con padres que han sido de primera generación”, y, “en menor medida”, conversos occidentales que se suman a las filas del Daesh. En este sentido, Reinares remarcó que el problema del yihadismo en España ya no se trata de “un fenómeno protagonizado por extranjeros”, sino que “se trata de un fenómeno en el que los individuos con nacionalidad española son una proporción considerable”.

Posteriormente tuvo lugar una mesa redonda sobre “Dilemas de la radicalización terrorista”, moderada por Luis de la Corte Ibáñez, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid y director Estudios Estratégicos e Inteligencia ICFS-UAM. En la misma también participaban Sergio Altuna, investigador asociado en el Programa de Terrorismo Global del  Real Instituto Elcano, y              Alexandra Gil, escritora, periodista especializada en terrorismo y autora de “En el vientre de la yihad: el testimonio de las madres de yihadistas”. Altuna hizo referencia a un estudio propio en Túnez, país en el que, entre 2011 y 2017, se impide a 29.000 voluntarios yihadistas su salida del país par dirigirse a la zona de conflicto. El trabajo se realiza con 50 entrevistas a radicalizados que arrojan las siguientes conclusiones generales.

-La mayoría carecían de pensamiento crítico, basculando de una ideología a otra

-La mayoría consumía alcohol o drogas

-La mayoría se radicaliza por hostigamiento de la policía.

Alexandra Gil establece un retrato robot de “la radicalización violenta en suelo francés” destacando que la prisión actúa como “catalizador de la radicalización”, aportando el dato de 504 condenados por terrorismo en suelo francés y 1.123 delincuentes radicalizados durante su estancia carcelaria. Gil fija en 255 adultos el número de retornados entre 2017 y 2018, a los que hay que sumar un total de 68 menores (66 de menos de 13 años). Por otro lado, cifra en 680 adultos el número de no retornados, a los que añade 500 menores, de los que solo 53 de ellos tienen más de 13 años.

En sesión de tarde, mandos de la lucha antiterrorista evaluaron la acción policial en España. Francisco José Vázquez, teniente coronel del Servicio de Información de la Guardia Civil y jefe de UCE2 reveló que llevamos tres años en el Nivel 4 de alerta antiterrorista. “Esto, en la lucha contra el terrorismo yihadista, ha supuesto una presencia policial activa con una gran inversión de recursos en previsión”, manifestó el mando del Instituto Armado. Para él, la situación de la amenaza yihadista en Europa se caracteriza por:

-Descenso de las operaciones de captación y envío.

-Incremento de los homegrown terrorist fighters.

-Tendencia a la Lone Yihad.

Desde la Policía Nacional, Jesús Pedrazo, comisario jefe de Brigada en la Comisaría General de Información, aportó respuestas a ¿cómo hemos evolucionado desde la Policía Nacional en los últimos años ante el terrorismo yihadista? El comisario desgranó una serie de conceptos que resumen esa evolución: Anticipación, Redefinición, Transformación, Afinación, Internet, Local, Alianzas, Neutralización temprana, Variedad, Visibilidad y Actualización. Pedrazo señaló que la Policía Nacional se ha adaptado “a un nuevo escenario de lucha contra el terrorismo yihadista” como también lo han hecho los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial; la comunidad islámica, los servicios secretos, los Medios, etc.

La última jornada, el jueves 12 de julio, reunió la mesa redonda “La respuesta internacional frente al desafío terrorista”, con Vicente Garrido Rebolledo, miembro del Comité Asesor sobre asuntos de desarme del secretario general de Naciones Unidas y profesor de la Universidad Rey Juan Carlos; Mariola Urrea de la Universidad de La Rioja y Carlos Echeverría Jesús, de la UNED y subdirector del Instituto Universitario ‘General Gutiérrez Mellado’. Echeverría planteó que no los yihadistas no hacían distinciones territoriales en su campo de operaciones: “Para los terroristas yihadistas no hay Magreb, Sahel, o Europa, hay un todo que es el campo de batalla universal, aunque a sus grupos terroristas les añadan un apellido territorial”. El profesor de la UNED insistió mucho en la importancia del Magreb y el Sahel. Del primero señaló que es “una subregión que no funciona como tal” y que conviene no perderla de vista. En términos de seguridad, la observa como “un factor reforzador” para el terrorismo yihadista. Sobre el Sahel, Carlos Echeverría apunta que se trata de “un escenario del florecimiento del yihadismo salafista” desde hace al menos dos décadas. La profesora Urrea repasó los principales mecanismos jurídicos de respuesta internacional al yihadismo. Por último, Vicente Garrido realizó una exposición y valoración del riesgo de las armas de destrucción masiva a disposición de grupos terroristas. Las armas, según Garrido, pueden ser “nucleares, químicas, biológicas o radiológicas”.

El curso finalizó con una mesa redonda de víctimas del terrorismo yihadista moderada por el periodista y director de Comunicación y Relaciones Institucionales de RTVE, Manuel Ventero Velasco. En la misma intervinieron Antonio M. Utrera Blanco, víctima de los atentados del 11-M; Joaquín Echevarría, padre de Ignacio Echevarría, víctima del terrorismo yihadista en 2017 en Londres, y Raquel Alonso, profesora en LISA Institute y autora del libro “Casada con el enemigo”. Utrera confesó que sufrió la llamada muerte social: “Nos quedamos mis padres y yo solos. Me sentí culpable hasta que, con el tiempo, me di cuenta de que no estamos preparados para compartir el dolor”. Raquel Alonso relató su sufrimiento y el de sus hijos con un marido y padre que se fue radicalizando con sus visitas intensivas a la mezquita de la M-30 de Madrid y que hizo lo indecible para que su marido no adoctrinase a sus dos hijos: “Fingí mí conversión al Islam durante tres años. Dejé de ser yo para convertirme en otra persona. Tenía que proteger a mis hijos. Fueron 3 años de tortura psicológica”. Joaquín Echeverría, padre de Ignacio, el héroe del monopatín asesinado por el terrorismo yihadista en Londres, mantuvo una emotiva intervención en la que definió a su hijo asesinado como “entusiasta, bueno, comprometido con lo que él creía que debía ser”. Justificó el heroico papel de su hijo en la fidelidad a sus convicciones y compromiso por la libertad: “Ignacio hizo lo que tenía que hacer, el deber se impuso a su instinto de supervivencia”.

 

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