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El Memorial presenta su último Informe “Dar testimonio. La voz de las víctimas del terrorismo en España”

El Memorial Presenta Su último Informe “Dar Testimonio. La Voz De Las Víctimas Del Terrorismo En España”

El Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo presentó el 28 de febrero, en Bilbao, el Informe número 14, con el título “Dar testimonio. La voz de las víctimas del terrorismo en España”. Este estudio ha sido realizado por Raúl López Romo, responsable del área de Educación y Exposiciones de Memorial, y Ale Ibarra, doctora en Historia Contemporánea, documentalista e investigadora.

Es un trabajo realizado sobre la base de 1.329 testimonios de 700 víctimas, recopilados por el Memorial, con un triple objetivo: comprender la evolución de los testimonios a lo largo de más de cincuenta años, contribuir a su difusión, especialmente entre los jóvenes, y ponerlos en valor para la deslegitimación del uso de la violencia política. Las fuentes utilizadas para la investigación han sido diarios generalistas, publicaciones de asociaciones y fundaciones de víctimas, revistas de organizaciones pacifistas y de la sociedad civil, textos de la asociación Bakeaz y de la Fundación Fernando Buesa, vídeos de Gogora o el propio Memorial, y audios procedentes de entrevistas aparecidas en la Cadena COPE y en el proyecto Relatos de plomo sobre el terrorismo en Navarra.

La mayoría de los testimonios corresponde a los principales grupos de víctimas, que son las producidas por ETA y su entorno (1.116) y el yihadismo (151). Los testimonios de afectados por otros terrorismos son menos, y además han contado sus historias en bastante menor proporción. Se trata de víctimas del terrorismo de ultraizquierda (30), ultraderecha (11) y los GAL (11). Los autores han constado que los damnificados por el terrorismo de ETA han tardado más de 19 años en dar su testimonio desde que fueron atacadas. No hay testimonios de guardias civiles, policías o militares -principal objetivo de las diferentes ramas de ETA- hasta los años noventa, cuando las víctimas empiezan a ser más visibles y se contabilizaban cientos de asesinados entre los cuerpos policiales del Estado y el Ejército. Los damnificados durante el franquismo tardaron el doble de tiempo en narrar sus experiencias, y quienes fueron estigmatizadas como “ultraderechistas” o “chivatos” también necesitaron cerca de tres décadas en contarlo.

Ale Ibarra explicó que en este informe han tratado de dar “voz a las víctimas”, que tienen en común que “ninguna eligió ser víctima”, que sus relatos son “plurales, como lo son ellas” y que sus testimonios “confirman las fases que los historiadores han marcado para delimitar cada etapa: negación, compasión, solidaridad y derechos”. Asimismo, Ibarra resaltó que todas las víctimas “son conscientes de la enorme diferente existente en el trato a las primeras víctimas, que fueron invisibles e irrelevantes y estuvieron sumidas en el más terrible abandono, frente al trato desde finales de los año 90”.

Si hay 1,30 testimonios por cada asesinato de ETA, la cifra cae a 0,27 con el terrorismo de ultraizquierda y a 0,18 con el de ultraderecha. De los 1.329 testimonios analizados, 662 corresponden a mujeres y 534 a hombres. Es la muestra más amplia conocida, aunque está lejos de las 1.454 víctimas mortales y los 5.000 heridos por el terrorismo en España. La gran mayoría de las víctimas aún no han hablado en público.

En este sentido, Raúl López Romo señaló que “a la propia sociedad, y no sólo a la alemana, también le costó empezar a escuchar. La incomodidad era evidente hacia una catástrofe humana de proporciones inéditas”. Añadiendo que sólo a partir de los años 80 comenzó a fructificar la labor de memoria y la publicación de estos testimonios con normalidad. “Hoy todos los alumnos en Alemania leen estos testimonios y estudian la historia del antisemitismo y el exterminio vivido en su país o visitan campos de concentración. Con las víctimas del terrorismo ha ocurrido algo parecido”, destacó López Romo.

Otro dato elocuente que apuntó fue que, “al contrario que lo sucedido en Alemania, en el País Vasco aún hoy los testimonios de las víctimas siguen sin encontrar en las aulas un clima favorable”. Sobre esto consideró que en el País Vasco persisten “prejuicios y desconfianzas” que llevan a que la demanda de este tipo de testimonios en las aulas sea por ahora muy reducido. Según el responsable de Educación del Memorial, sólo el 5% de los escolares vascos tiene acceso a un testimonio de una víctima del terrorismo durante su etapa educativa: “Muchos padres y profesores piensan que las víctimas van a adoctrinar a los alumnos, a lanzar soflamas antinacionalistas”. Recordando que en varias comunidades autónomas se llevan a cabo experiencias educativas con las cerca de un centenar de víctimas que participan en ellas, una parte importante de ETA, otras víctimas de los GAL, los GRAPO o el terrorismo yihadista.

Las ciudades donde más testimonios hay suelen coincidir con aquellas donde más atentados se cometieron, con Madrid (220) a la cabeza seguida de San Sebastián (170), Vitoria (56), Pamplona (53), Bilbao (44), Barcelona (39), Lasarte-Oria (32) y Zaragoza (32). También es “llamativo”, según López, que haya una serie de localidades de “mediano y pequeño” tamaño como Urnieta, Lequeitio o Amorebieta donde “hay atentados, varios asesinatos incluso y, sin embargo, las víctimas nunca han hablado”.

Los autores del informe constatan cinco etapas en la evolución de los testimonios, desde la dictadura franquista, donde no existió ninguno, al posterrorismo, que recoge 730. Los primeros testimonios se localizan en la Transición con tres víctimas cuyas amenazas, secuestros y asesinato tuvieron un protagonismo mediático significativo para la época: el del hijo del empresario y político Javier de Ybarra Bergé, secuestrado y asesinado por ETA entre mayo y junio de 1977; el de Javier Rupérez, diplomático y diputado de UCD, secuestrado por ETA político-militar en 1979, y el del empresario vasco, Juan Alcorta Maíz, amenazado por ETA militar en 1980. “En esa etapa hubo en España 498 asesinados por terrorismo. El silencio se explica por el miedo y la huella reciente de la dictadura. Las víctimas vivían en la soledad y el desamparo”, apuntan los autores. En la segunda mitad de la década de los ochenta comienza un goteo persistente de testimonios, coincidente con el inicio de respuesta pacifista contra el terrorismo, y el gran salto testimonial se produce tras el secuestro y asesinato del concejal del PP en Ermua, Miguel Ángel Blanco, en 1997. “Hoy en el posterrorismo hay una tendencia creciente a testimoniar, porque ya no hay miedo, hay mayor conciencia y las asociaciones fomentan la memoria”, subrayan López Romo e Ibarra.

 

 LOS AUTORES

 Raúl López Romo (Bilbao, 1982)

 Es responsable de Educación y Exposiciones del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, donde ha diseñado su museo de Vitoria y coordinado la elaboración de las unidades didácticas para enseñanza secundaria del proyecto «Memoria y prevención del terrorismo». López Romo es doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco, especializado en el análisis de la acción colectiva y la violencia política. Su tesis, publicada con el título Años en claroscuro (2011), trató sobre la conflictividad social en la Euskadi de la transición. Ha realizado estancias de investigación en universidades de Belfast, Newcastle y Florencia. Es autor de varios libros, como “Sangre, votos, manifestaciones: ETA y el nacionalismo vasco radical” (con Gaizka Fernández, 2012), “Euskadi en duelo” (2012), “Informe Foronda: los efectos del terrorismo en la sociedad vasca” (2015) o “Sobre el olvidado terrorismo vasco” (2023). Ha editado el volumen colectivo “Memorias del terrorismo en España” (2018). Dirige el Archivo Online sobre la Violencia Terrorista en Euskadi (www.arovite.com).

Alejandra Ibarra Aguirregabiria (Bilbao, 1986)

 Doctora en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco con la tesis La construcción de las «heterodoxias». Catolicismo liberal y krausismo en España (1851-1898) (2015). Desde 2016 es documentalista en Arovite – Archivo Online sobre la Violencia Terrorista en Euskadi (www.arovite.com).Y desde hace unos años trabaja como investigadora colaboradora en diferentes proyectos del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo. Entre sus publicaciones sobre terrorismo destaca “El silencio de las víctimas”, con Raúl López Romo, publicado en el libro “La transición en directo: narrativas digitales de una historia reciente” (2021).

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