“Mitos que duran. Cómo se legitima el terrorismo”, curso de verano de Memorial y FVT en San Sebastián
El Centro Memorial, la Fundación Víctimas del Terrorismo (FVT) y el Instituto de Historia Social Valentín de Foronda de la UPV-EHU, organizaron un curso de una jornada el pasado 13 de septiembre, en el marco de los Cursos de Verano en San Sebastián, de la universidad pública vasca.
El curso “Mitos que duran. Cómo se legitima el terrorismo” se planteaba como gran objetivo repasar el pasado, presente y futuro de los “mitos que matan”, esto es, sus orígenes, desarrollo, vitalidad actual y efectos. La inauguración corrió a cargo de representantes del Memorial, Instituto Foronda y FVT, con Florencio Domínguez, Antonio Rivera y la directora gerente de la FVT, Isabel Moya Pérez.
Raúl López Romo, codirector del curso y responsable del área de Educación y Exposiciones del Memorial subrayó la necesidad de “desmontar los mitos, los estereotipos y las mentiras sobre ETA que persisten en el espacio público”. Recordó las palabras recientes de un bogador de la trainera de Urdaibai, sobre los terroristas presos de ETA en la celebración de la Bandera de La Concha, y las del líder de Bildu, Arnaldo Otegi, agradeciéndolas, que confirman la necesidad de cursos como éste. López Romo explicó que hay mitos que siguen gozando de cierta vitalidad, como ETA, “a la que solo le queda su nombre y un pasado que algunos reivindican”. Recordó cómo ETA a lo largo de su historia elevó a la categoría de “mitos” y de “héroes” a líderes suyos como Argala o Txabi Echebarrieta, entre otros, y los convirtió en mártires”. “El mártir es inmortal y su sacrificio pone obligaciones a las generaciones venideras que, medio siglo después, siguen venerando a sus presos haciendo un continuo daño a la convivencia», indicó en la presentación del curso. Asimismo, manifestó que los estereotipos que perduran en el tiempo “dañan a las víctimas”, incidiendo en que para “desmontarlos es necesaria la acción” desde las instituciones y la sociedad, además de una labor educativa pendiente, porque “la tendencia al olvido y al recuerdo selectivo son fuertes”. José Antonio Pérez, por el Instituto Valentín de Foronda y también al frente del curso, destacó la importancia de la labor de los historiadores para “desmontar los mitos”, solo posible “desde una historia rigurosa”
En su intervención, Florencio Domínguez, director del Memorial apuntó que ETA basó su actividad en una “visión mitificada de la historia”, acompañada de un mito funcional: la creencia absoluta de que “conseguirían sus objetivos” y de que no serían vencidos por Estado o por las fuerzas de seguridad. “Esa convicción de que eran imbatibles ha alimentado la continuidad de ETA a lo largo del tiempo”, expuso Domínguez. El director del Memorial manifestó que los sectores que han apoyado a ETA “legitiman su pasado y contribuyen a mantener en un sector de la población una visión comprensiva con la historia terrorista de ETA” al considerar el asesinato como instrumentos para conseguir objetivos políticos. Antonio Rivera, director del Instituto Valentín de Foronda, se refirió a “la importancia que la sociedad se aplique en desterrar por completo en lo posible esos mitos para que en el futuro más o menos inmediato no venga una nueva generación de jóvenes que tenga la maldita tentación de resolver a tiros o a bombazos los problemas que cree que además de ser suyos son del conjunto de la sociedad”. Las intervenciones de Domínguez y Rivera dieron paso a la mesa redonda “Las víctimas del terrorismo en la sociedad vasca” moderada por la periodista de El Diario Vasco, Arantza González Egaña y dos víctimas del terrorismo de ETA, Ana Aizpiri Leyaristi y Francisco Javier Sáenz Martínez, hermana e hijo, respectivamente, de dos asesinados en 1985 y 1988. Ambos compartieron que los mitos y estereotipos sobre la banda terrorista les han afectado “muy negativamente, como no podía ser de otra manera”, a lo largo de su vida posterior a los crímenes, y se mostraron muy “escépticos” ante la posibilidad de que “tantas falsedades que se han instalado en la sociedad vasca acaben desmontándose con el tiempo”. Tanto Aizpiri, a quien ETA asesinó a su hermano Sebastián en 1988 a pocos metros del restaurante que regentaba en Éibar, como Sáenz, al que la banda terrorista asesinó a su padre, Alejandro Sáenz, exguardia civil y jefe de porteros de la fábrica Michelin en Lasarte en 1985, en su último día de trabajo, quisieron referirse al documental sobre Josu Ternera en el Festival de Cine de San Sebastián. Ambos consideran que supone “blanquear” la historia de este dirigente etarra, que “está haciendo una campaña propagandística de reconstrucción de su biografía cargando las tintas en su última época”. Ana Aizpiri, periodista jubilada de Euskal Telebista, la televisión pública vasca, señaló que “se puede entrevistar» a Ternera, pero “otra cosa es que le den esa plataforma a un fugitivo de la Justicia” que ha sido “capo de capos” de la organización terrorista. “No digo que no haya que entrevistarle, pero no hacerlo en un espacio que es la mayor plataforma cultural del cine español”, apostilló.
La siguiente ponencia fue presentada por la profesora de la UPV-EHU e investigadora del Instituto Vasco de Criminología (IVAC-KREI), Gema Varona Martínez, quien aseguró que los mitos funcionan porque “la violencia tiene prestigio cultural” y porque son muy “cómodos”, ya que evitan “interpelarnos” sobre lo que hemos hecho. Varona relacionó mitos e imágenes (iconografía alternativa a partir de las palabras compartidas) y repensó “esa relación victimológicamente” a la luz de algunos escritos de Hannah Arendt y Simone Weil, con el eco reciente del libro “Salir de la noche”, del periodista italiano Mario Calabresi. El escritor y periodista milanés, hijo de un policía asesinado en 1972 por el terrorismo de extrema izquierda en Italia, ha revolucionado memorias y conciencias con esta obra, convertida en un auténtico éxito editorial en el país transalpino.
Posteriormente Teo Uriarte, exparlamentario vasco y exconcejal en Bilbao, con PSE y Euskadiko Ezkerra, y miembro de ETA en el Proceso de Burgos, compartió su ponencia “El mito del buen origen: la ETA antifranquista”. La conclusión final de Uriarte fue clara, breve y contundente: “Nunca existió una ETA buena”. Previamente expuso cómo sobre la base de una ideología reaccionaria, el aranismo (nacionalismo más radical y esencialista), se constituyó en ETA, un “movimiento secesionista” que encontró en la violencia política “su principal instrumento de difusión y reacción” ante las transformaciones sociales que “conmueven y amenazan la concepción tradicional”, sostenida por un sector de la élite conservadora local.
Cerró la jornada en el donostiarra Palacio Miramar el historiador y profesor universitario Fernando Molina quien disertó sobre “el mito del conflicto vasco” y sus múltiples definiciones. Molina remarcó que “conflicto vasco” es un relato sobre la violencia terrorista en las últimas décadas, que siempre se remite a “situaciones anteriores” y siempre con “dos bandos”: ETA y España. El profesor de la UPV-EHU recordó que antes de “conflicto vasco” hubo otras denominaciones, como “contencioso histórico” que siempre llevaban el adjetivo vasco, y que es a partir de 1993-1995 cuando “todo es conflicto”. Es entonces cuando ETA lo incorpora a sus comunicados, al igual que los periódicos abertzales Egin y Gara en sus contenidos.
El curso estaba dirigido a público en general, alumnado universitario, profesorado y profesionales. Al mismo se matricularon un total de 130 personas, 49 de las cuales asistieron en directo en el Palacio en Miramar, mientras que el restó lo siguió online.