La exposición “Gregorio Ordóñez: la vida posible” en el Memorial hasta el 30 de enero de 2022
La exposición ‘Gregorio Ordóñez: la vida posible’ podrá visitarse en el Memorial hasta el próximo 30 de enero. Se trata de una versión reducida, con alrededor de cien objetos, de la muestra que estuvo anteriormente en San Sebastián y Madrid. En la presentación a los medios de comunicación en Vitoria, Ana Iríbar, viuda de Gregorio Ordóñez y presidenta de la fundación que lleva su nombre explicó que «esta muestra nació en el 25 aniversario del asesinato porque no existían todavía lugares como el Memorial y necesitábamos espacios para reflexionar sobre qué hicimos cada uno de nosotros cuando ETA mataba».
«Creemos que esta es la forma más atractiva para llegar a la gente joven y que escuchen los testimonios de lo que sucedió en el País Vasco hace muy poco tiempo. Nosotros, los que lo vivimos, podemos ser la cadena de transmisión para que conozcan esa realidad», explicaba. Iríbar también confesó que «Gregorio sabía perfectamente que ETA le iba a asesinar. No sabía cuándo ni cómo pero sí que sucedería. Decidió quedarse, quiso luchar aquí y asumir las consecuencias, que conocía bien».
En la presentación también intervino el director del Memorial, Florencio Domínguez, quien recordó que «en diciembre de 1994 se pusieron en marcha los preparativos para asesinar a Gregorio Ordóñez, Txapote dio las primeras órdenes para cometer el crimen que se consumó el año siguiente. Fue el primero de la estrategia de la socialización del sufrimiento, que llevaron a cabo al alimón ETA y su brazo político». La exposición tiene tres espacios bien diferenciados. La primera versa sobre el asesinato, el 23 de enero de 1995 en San Sebastián, mientras comía en el restaurante “La Cepa” de la Parte Vieja donostiarra con varios colaboradores suyos en el ayuntamiento.
Una vitrina guarda su teléfono móvil, su agenda, su cartera, su maletín e incluso una bala amenazante que le habían colocado su buzón en el consistorio donostiarra. De ahí a un resumen de la conmoción social, política y mediática que produjo el crimen. La parte central se centra en su carrera política, cuando a los 24 años decidió presentarse para alcalde de San Sebastián en 1983 con Coalición Popular. Allí están los folletos y carteles de sus siempre originales campañas electorales de 1987 y 1991, también sus acreditaciones como concejal donostiarra y parlamentario vasco o sus carnets del Partido Popular y de Alianza Popular. También una espada de samurái enviada, tras su asesinato, por el alcalde de Marugame, una ciudad japonesa situada en la prefectura de Kagawa. La parte final está dedicada a su familia, un matrimonio de emigrantes españoles en Venezuela que recalaron en San Sebastián. Los valores transmitidos por sus padres como el trabajo, el esfuerzo y el sacrificio que tan hondo calaron en Gregorio y su hermana Consuelo. Allí están sus fotos familiares. La profesora universitaria, María Jiménez Ramos, comisaria de la exposición, destacó una instantánea en la que se ve a Gregorio y a Consuelo en el día de su comunión. Es una instantánea más de las que retratan la vida familiar y que van acompañadas por las viñetas publicadas tras su asesinato.
La exposición pudo verse por primera vez en el Palacio Miramar de San Sebastián en 2020, el mismo día que se cumplía el 25º aniversario del crimen. Posteriormente recaló en Madrid, pero la pandemia frustró sus siguientes citas previstas para el Parlamento Europeo y el Instituto Cervantes de París.
