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Encuentros de Soria: “La pluma y la espada. El terrorismo contra la cultura”, 12-14 de julio.

Encuentros De Soria: “La Pluma Y La Espada. El Terrorismo Contra La Cultura”, 12-14 De Julio.

El Centro Internacional Antonio Machado (CIAM), de Soria y el Memorial de las Víctimas del Terrorismo organizaron los días 13 y 14 de julio su cuarto encuentro consecutivo con un “diálogo en torno a los atentados que han sufrido la cultura y el arte en España”. En la inauguración tomó la palabra el escritor José Ángel González Sainz, del CIAM, recordando que “a la violencia del terrorismo contra la cultura hay que añadir una violencia interna de la cultura contra sí misma”, destacando la importancia de reflexionar sobre estos temas. Florencio Domínguez, director del Memorial remarcó que “el terrorismo es incompatible con la pluralidad de la sociedad y la libertad”. Domínguez recordó, además, que “el terrorismo no ignora el valor de los productos culturales”, algo evidente en los últimos años, pues estamos viviendo una gran cantidad de documentales, libros, memorias, de gente del entorno de ETA que están haciendo un esfuerzo importante por dignificar a los etarras presentándolos como víctimas. “No se trata de una justificación clara y directa del terrorismo, pues tendrían problemas legales, pero sí una justificación del terrorista, al invertir los términos y convertirlos de verdugos en víctimas”, aclaró.

La primera conferencia fue impartida por el periodista y escritor Juan Soto Ivars, bajo el título “La persecución a la cultura, ayer y hoy”. Soto Ivars desarrolló su intervención con una serie de ideas y conceptos explicados como el tabú “como rasgo distintivo entre grupos que aspiran a la pureza”, y la idea, para él errónea, de la cultura como transformador social que cambia el mundo. “Aunque es un agente transformador, no se puede dirigir o utilizar de ese modo. Quien percibe un libro o la libertad de expresión como una amenaza es alguien que cree que el poder de un ventilador es equivalente al de un huracán”, apuntó. El escritor murciano criticó a “mucha gente pusilánime y cobarde que no pelea por investigar lo que quiera, decir lo que quiera y escribir lo que quiera; a la vez que mucha gente que se ofende con muchísima facilidad”. Asimismo, aseguró que se ha roto “la transmisión cultural” con elementos “para preocuparse”, especialmente por el fenómeno de la novolatría, que es el repudio y la desconfianza a todo lo que estaba antes de nosotros. Soto la definió como “una desconexión con lo que la cultura realmente es: esa jugada de billar eterna donde las cosas se van mezclando”.

Tras la intervención de Juan Soto Ivars tomaron la palabra los participantes en la mesa redonda “El fanatismo contra la palabra escrita”, moderada por Ana Escauriaza y con Gaizka Fernández Soldevilla del Memorial, Roncesvalles Labiano de la Universidad de Navarra, e Ignacio Latierro, de la librería Lagun de San Sebastián. El historiador Gaizka Fernández habló sobre los atentados y la violencia contra las librerías, tema de su libro más reciente: contabiliza 225 ataques contra librerías, “los que están documentados, pero hay cientos más que no han aparecido en hemerotecas, en publicaciones”. Gaizka Fernández, coautor junto a Juan Francisco López del libro ‘Allí donde se queman libros. La violencia política contra las librerías (1962-2018)’, confiesa que les sorprendió mucho que la metodología de los atentados fuera siempre la misma, independientemente de la autoría: “romper el escaparate y tirar algo, pintura, fuego o bomba”. Por cierto, nunca hubo robo de libros en estos atentados. La mayor parte de los atentados documentados se registran entre el tardofranquismo y la Transición, pero “en el 79 y 80, cuando ETA ya está matando, no te garantiza salir en la prensa por quemar una librería y la ultraderecha también entonces mata”, revela Fernández Soldevilla. Ignacio Latierro es fundador de Lagun, una de las librerías más atacadas de España, que mantendrá sus puertas abiertas hasta este verano, 55 años después de su apertura. Latierro contaba que siempre le preguntan por qué no salieron  corriendo ante tanto ataque y amenazas. Piensa siempre en dos razones: una, su lucha contra una dictadura y su rechazo a la imposición de otra. Y dos, el apoyo y la gran solidaridad de amigos y clientes, también de los editores de España “que siempre se movilizaron lo suficiente como para que pudiéramos continuar”. Los atentados en 1996 y el intento de asesinato de José Ramón Recalde, les obligaron a trasladarse hasta el cierre anunciado para septiembre de este año. Roncesvalles Labiano, profesora de la Universidad de Navarra, expuso cómo ETA y su entorno pusieron en la diana a algunos escritores. Labiano analizó la obra del escritor Raúl Guerra Garrido, particularmente “La Carta”, en cuyos libros “no se nos permite no posicionarnos, se nos coloca ante situaciones humanas que plantean problemas morales y exigen un juicio”. Roncesvalles Labiano también hizo referencia a víctimas de diversos tipos de atentados y acosos por parte de ETA y su entorno, como Ramiro Pinilla, el poeta Vidal de Nicolás y el catedrático universitario Mikel Azurmendi, fundador de ¡Basta Ya! y el Foro de Ermua.

En la sesión de tarde se presentaron las comunicaciones recibidas. Gabriel Fernández García (Universidad de Huelva) sobre “La necesidad de contranarrativas democráticas y garantistas frente al terrorismo”. Igor Barrenetxea Marañón (Universidad de La Rioja) sobre “La cultura y la educación contra el integrismo talibán” en la película “Buda estalló por vergüenza” (2007), de Hana Makhmalbaf. El doctorando en Historia de la UNED, Javier Peñalver, presentó un estudio sobre “El primer secuestro de ETA” en 1970, con fines propagandísticos del cónsul de la RFA en San Sebastián, Eugen Beihl. Coral Morera Hernández, profesora en la Universidad de Valladolid, presentó su trabajo “ETA contra la prensa: análisis de las portadas de atentados contra periodistas y medios de comunicación”. Raquel Pinilla Gómez, de la Universidad Rey Juan Carlos, disertó “Sobre relatos, cultura y memoria: desarmar el terrorismo desde la pluma y la palabra”. El ertzaina retirado Teo Santos analizó “La protección de la cultura por la policía ante el terrorismo”. Y finalmente, Álvaro Abellán, de la Universidad Francisco de Vitoria, presentó “Mundos Posibles Poéticos. El caso de Patria: el pueblo, la novela, la serie”.

La segunda jornada comenzó con una mesa redonda sobre “El arte y la música en el punto de mira” moderada por Ana Escauriaza (UNAV) y con la participación de Ana Aguilera, del Observatorio Internacional de Estudios sobre el Terrorismo (OIET); Fernando Golvano y David Mota, de la Universidad de Valladolid.

Una nueva mesa de análisis centrada en “La violencia en el cine” tomó la palabra en las jornadas moderada por Gaizka Fernández Soldevilla (CMVT), con la participación de Elena Blázquez (Universidad Complutense), Gema Pérez (Universidad de Valladolid) y Santiago de Pablo (Universidad del País Vasco). Gema Pérez hizo referencia a la censura en el cine durante la Segunda República, la guerra civil y durante dictadura franquista subrayando la idea de que “el cine como arte ha sido utilizado como herramienta política y de propaganda” y que su uso como arma “es la prostitución de este arte al servicio de unos fines políticos determinados”. Para Santiago de Pablo, la trayectoria del cine sobre ETA desde la transición hasta casi finales de los años noventa, es ambigua o incluso comprensiva con ETA, y no solo por sectores vinculados al nacionalismo vasco, sino a la izquierda vasca y española en general. En algunos casos, con películas claramente favorables a ETA. La situación cambia a partir de 2000 cuando aparecen documentales y ficciones sobre antiguos miembros de ETA asesinados por ellos mismos, con perspectiva ética y rescate de la memoria de las víctimas. El entorno de ETA hace entonces documentales que rescatan la memoria de su relato. De Pablo recuerda que “la actitud del Estado” fu bastante condescendiente “con las películas favorables a ETA”, porque contaban con subvenciones del Ministerio de Cultura y del Gobierno Vasco.

El encuentro finalizó con un encuentro poético “Víctimas, memoria y poesía”, en el que tomaron parte el escritor vasco Felipe Juaristi y Antonio M. Utrera, profesor y víctimas de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid.

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