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Curso de verano “Justos y resistentes” en San Sebastián

Curso De Verano “Justos Y Resistentes” En San Sebastián

La Fundación de Víctimas del Terrorismo y el Centro Memorial han organizado su primer curso con la Universidad del País Vasco en el donostiarra Palacio Miramar, entre los días 1 y 3 de julio.

La sesión inaugural estuvo protagonizada por las intervenciones del presidente del Comité de Programa de la universidad pública vasca, José Luis de la Cuesta Arzamendi; el delegado del Gobierno en el País Vasco, Jesús Loza Aguirre, la directora general de Apoyo a Víctimas del Terrorismo del Ministerio del Interior, Sonia Ramos Piñeiro, y el director del Centro Memorial, Florencio Domínguez Iribarren. El delegado del Gobierno destacó el papel de los resilientes “en defensa de la Democracia y del Estado de Derecho”, que en muchos casos pasaron de “resistentes a víctimas”. La directora general puso el acento en la necesidad de un relato con una clara premisa: “Las víctimas del terrorismo han sido objetivos buscados deliberadamente en un intento de echar un pulso al Estado”. Por su parte, el director del Memorial, en relación al título del curso, subrayó “el papel de todos los que han resistido pese a la amenaza de una organización terrorista”.

La primera sesión comenzó con una conferencia del director del curso, el historiador Raúl López Romo, “Justos y resistentes a través de la historia”. Durante su intervención, López Romo analizó el papel de los justos a lo largo de la historia, desde las figuras de Solón de Atenas, Agustín de Hipona, Alfonso X el Sabio, Sebastián Castellio, Voltaire, Hanna Szenes y Cristina Cuesta. Posteriormente tendría lugar la mesa redonda “Respuestas desde la sociedad: los que abrieron las ventanas”, moderada por el catedrático de Historia de la UPV-EHU, Luis Castells Arteche, con el expresidente de la Confederación de Empresarios de Navarra (CEN), José Manuel Ayesa Dianda, el fundador de la Librería Lagun de San Sebastián, Ignacio Latierro Corta, y el catedrático de Economía y Empresa de la UPV-EHU, José Ignacio Martínez Churiaque.  Ayesa reveló que las extorsiones de ETA a empresarios navarros fueron aleatorias y explicó qué medidas se tomaron en la patronal navarra, alguna de las cuáles -la publicidad de las cartas extorsionadoras- le costó la enemistad de presidentes de las patronales vasca y guipuzcoana. El librero donostiarra Ignacio Latierro relató la resistencia frente a los intolerantes que supuso la continuidad de la Lagun frente a los ataques fascistas de Guerrilleros de Cristo Rey y de ultras abertzales. Y Martínez Churiaque daba respuesta a la pregunta ¿cómo se hace uno resistente contra ETA?, con sus vivencias personales y profesionales contra el terrorismo etarra, desde organizaciones cívicas.

Por la tarde del lunes se organizó una nueva mesa redonda, “Disidencias políticas”, moderada por el Responsable de Archivo e Investigación del Memorial Gaizka Fernández Soldevilla con la profesora de Historia de la UPV-EHU, Sara Hidalgo García de Orellán; el periodista, Gorka Angulo Altube, y el catedrático emérito de Sociología en la Universidad de Deusto, Francisco Javier Elzo Imaz. Cada uno de ellos expuso la situación de los disidentes contra el terrorismo desde la izquierda, la derecha y el nacionalismo.

La segunda jornada comenzó con la conferencia de Henar Corbí, filósofa y exdirectora del área de Holocausto del Centro Sefarad Israel, “Justos entre las Naciones. Los que salvaron vidas durante el Holocausto”. Posteriormente se celebró la mesa redonda: “El ejemplo cívico de las víctimas: nunca la venganza”, moderada por el periodista y profesor universitario José María Calleja. En la misma intervinieron Cristina Cuesta Gorostidi, hija de una víctima mortal de los Comandos Autónomos Anticapitalistas y fundadora de la primera asociación por la paz en el País Vasco. Junto a ella el profesor universitario jubilado, Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell, herido en el atentado ultraderechista contra el despacho de abogados laboralistas de la madrileña calle Atocha. Y Alejandro Benito Samaniego, por la Fundación Rodolfo Benito Samaniego, creada en memoria de su hermano asesinado en los atentados yihadistas del 11-M en Madrid. Cristina Cuesta reivindicó el papel de las víctimas del terrorismo por haber “muros de carga y muros de contención de la violencia”, y a las que “primero mataban y luego hacían responsables”. Ruiz-Huerta narró lo que supuso en su vida el atentado múltiple del que sobrevivió milagrosamente. Las secuelas le llevaban incluso a sobresaltarse “con los tiroteos de películas de vaqueros”. Desde su propia experiencia como víctima del terrorismo, viviría otros atentados “con la misma preocupación y dolor” que sufrió él. Alejandro Benito explicó que la fundación que lleva el nombre de su hermano, la impulsó su familia tres meses después de su asesinato “para mirar al futuro” con una iniciativa que hiciera “lo que él hubiera hecho en vida”.

En sesión de tarde tuvo lugar otra mesa redonda, “Los atentados que no se cometieron”, moderada por el director del Memorial, Florencio Domínguez, en la que intervinieron representantes de Guardia Civil, Policía Nacional y Ertzaintza, con el presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, Juan Luis Ibarra Robles.

La última jornada comenzó con una conferencia del escritor Raúl Guerra Garrido, “El compromiso cívico contra ETA”. El primer autor que llevó la temática del terrorismo abertzale a la literatura valoró el papel de las organizaciones cívicas contra el terrorismo desde las que, según él, “se hizo de todo, menos el pino por la calle”, resaltando que los “nunca nos hemos vengado de los terroristas”. Tras una pausa comenzó la última mesa redonda ““Resistencias cotidianas”, moderada por la directora gerente de la FVT Ana Torrente Martínez, con participación de Olga Gutiérrez Rapp, pensionista y antigua militante de ¡Basta Ya!; la abogada y exmilitante de Gesto por la Paz (a cuya Comisión Permanente perteneció), Maria Begoña Angulo Fuertes y la profesora de Victimología de la UPV-EHU, Gema Varona Martínez.

Olga Gutiérrez relató desde su biografía cómo se incorporó a los grupos pacifistas a pesar de que “rebelarse contra el crimen no estaba bien visto”. Begoña Angulo recordó su paso por Gesto por la Paz en la Universidad de Deusto y el riesgo que suponía llevar el lazo azul, el cual suponía visibilizar a todas horas que estabas en contra del secuestro y estabas solidarizándote con la víctima”. Por último, Gema Varona evocó la figura del jesuita Antonio Beristain, siempre al lado de las víctimas, desde su condición de criminólogo y penalista, lo que supuso que desde el Obispado donostiarra le prohibiese oficiar misas, y que fuera condenado al ostracismo por sus compañeros de la Compañía de Jesús. A ello hubo que añadir las amenazas directas de ETA .

El curso fue clausurado por el director del mismo, Raúl López Romo, y el director del Memorial, Florencio Domínguez.

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