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Celebración del Día de la Memoria en Portugalete (Vizcaya)

Celebración Del Día De La Memoria En Portugalete (Vizcaya)

El Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo y la Delegación del Gobierno en el País Vasco celebraron por tercer año consecutivo el Día de la Memoria, en la localidad vizcaína de Portugalete. El salón de plenos del consistorio portugalujo fue escenario del homenaje anual a los damnificados por el terrorismo en una comarca, la Margen Izquierda, que sufrió las embestidas de diferentes terrorismos. En el acto participaron el director del Memorial, Florencio Domínguez; el delegado del Gobierno, Denis Itxaso; y víctimas de diferentes terrorismos, como ETA, el GAL y el yihadismo. Intervinieron Celso Recio (hijo de Eugenio Recio García, cabo de la Guardia Civil asesinado por ETA en 1985 en Santurce, Nerea Barrios (hija de José Luis Barrios, hostelero santurzano que murió asesinado en la localidad marinera el 17 de septiembre de 1988 por ETA) y Véronique Caplanne (hija de Robert Caplanne, asesinado por los GAL en Biarritz en 1985), y Alberto Essery (hermano de Mikel Essery, asesinado por el terrorismo yihadista en Yemen, el 2 de julio de 2007).

El alcalde de Portugalete, Mikel Torres, resaltó que era “un día especial cargado de emotividad para el Ayuntamiento”, porque quería recordar a “todas las víctimas y sus familiares”. “La mirada al futuro no puede borrar el pasado. Necesitamos memoria. Mucha memoria. Recordar a las víctimas es una obligación”, aseguró.

Florencio Domínguez recordó que la decisión de crear el Día de la Memoria se tomó cuando “ETA estaba derrotada pero no desaparecida. Hoy sus victimas siguen aquí. El sufrimiento ha dejado una huella imborrable, igual que en otros terrorismos, como el yihadismo o la extrema derecha». Según el director del Memorial, “las víctimas tienen un papel especial para combatir el discurso del odio, que apoyó a ETA, y que es un discurso que sigue vigente”. Preocupado por que más de una quinta parte de los jóvenes vascos justifica el uso de la violencia con fines políticos, Domínguez destacó la importancia de hacer llegar a los jóvenes el “poder deslegitimador del terrorismo que tienen los testimonios de las víctimas”.

A continuación tomaron la palabra las víctimas del terrorismo para relatar sus experiencias. La presencia de Véronique Caplanne levantó una gran expectación mediática por ser la primera víctima de los GAL que participaba en un acto del Memorial. La hija de Robert Caplanne asesinado por error por los GAL, dejó un emotivo testimonio con su historia particular: “Mi abuela lloró hasta su última hora, en 2019, la desaparición tan violencia e injusta de su hijo mayor. Mi madre comenzó a beber y murió de eso. Algunos amigos, desaparecieron. Sin duda, sufrimos”. “Yo tenía 14 años. Mi padre, de 36 años, recibió cuatro balazos. Murió en la noche del 3 al 4 de enero. La Navidad perdió su inocencia, su magia. ¿Se equivocaron? ¿Los GAL? ¿La Policía? ¿Cómo es posible? Los que tienen que defendernos”. Reveló que su padre estaba orgulloso de ser francés y que la familia ni siquiera se movía en ambientes nacionalistas: “No hablábamos euskera. Y cuando algo sucedía, solíamos escuchar: eso son cosas entre vascos”. La vascofrancesa terminó con un profundo agradecimiento al Memorial: “Quisiera, en nombre de mi abuela que nunca fue escuchada, decir que las víctimas tenemos la intención de ser escuchadas y consideradas. Y también quiero decir gracias. Gracias, siempre”.

Nerea Barrios, hija de José Luis Barrios, un hostelero asesinado por ETA en 1988, cuando ella tenía 15 años, confesó que vivió “llena de odio” por el crimen y por las acusaciones de traficante o confidente a su padre para justificarlo, pero decidió que “el odio muriera de inanición” en ella y explicar en los colegios su caso: “Ahí una niña siente odio, no lo niego. Pero luego me di cuenta que uno vive con lo que alimenta. Alguien me contó que todos tenemos dos lobos en nuestro interior, el amor y el odio, y que gana el que más alimentas. Y entonces decidí, ante el odio, poner más amor”. Barrios hizo también un bello alegato en favor de la memoria y su importancia en nuestra sociedad: “La memoria es la necesidad de ver rosas en invierno, saber que están aunque no las veas”.

Celso Recio ingresó en la Guardia Civil como su padre, Eugenio Recio García, un cabo asesinado por ETA en 1985 en Santurce. El día del crimen una vecina llamó a su casa para decir que “algo le había pasado a mi padre”. Su madre se acercó al lugar del atentado, a 300 metros de su casa. “Al ver sus zapatos entre la gente en corro, se desmayó”, contó Celso. Después del asesinato, su familia y él abandonaron Santurce para siempre, y se instalaron en Salamanca, invadidos por un inmenso dolor: “Íbamos al cementerio todos los domingos y en casa nunca se encendía la televisión por si daban algo. Mi madre no levantaba cabeza”, relató Celso. En 2020 se conoció al autor material. “Nos contaron que había prescrito, que no se podía hacer nada”, lamentó. Se lo había avanzado el propio Fernando Grande-Marlaska cuando era juez en la Audiencia Nacional. “No pagará por lo que hizo, pero nosotros, 37 años después, seguimos preguntándonos por qué”, se duele Celso. “Seguimos sin entender por qué pasó esto y sigue sin haber justicia para mi padre y para otras personas que pasaron por lo mismo”, denunció el agente de la Benemérita, que reclamó que su historia “no caiga en el olvido” y que no se vuelva a repetir “jamás”.

Por último, el delegado del Gobierno Denis Itxaso dedicó sus palabras a combatir el “discurso del odio” y especialmente se ha refirió a los GAL, de actualidad tras unas polémicas declaraciones del exministro del Interior José Barrionuevo justificándolo. “El GAL nunca debió suceder y solo contribuyó a causar dolor y alimentar la ley del talión. La defensa de los derechos humanos no es creíble si no es integral y coherente, y desde la legitimidad que nos da haber defendido la libertad, la democracia y el Estado de derecho frente a la amenaza terrorista, volvemos a condenar la existencia del GAL, pues fue un gran horror que causó un dolor que es el nuestro, y restó crédito y legitimidad al Estado”, dijo con contundencia. En la batalla abierta del relato, Itxaso recordó que “la democracia ha derrotado al terrorismo. Ahora el empeño compartido que encaramos ha de ser el de derrotar el discurso que lo sustentó y que le reportó un innegable apoyo social”. El delegado del Gobierno subrayó que “nunca existió una razón para justificar la muerte, aunque fueron muchas las razones que se arguyeron para sustentar el crimen y tratar de diluir la responsabilidad ética de los asesinos”.

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