Saltear al contenido principal

Curso de verano en la UPV-EHU “Ponerse en la piel de las víctimas del terrorismo”, organizado por la FVT y el Memorial, 3 y 4 de julio

Curso De Verano En La UPV-EHU “Ponerse En La Piel De Las Víctimas Del Terrorismo”, Organizado Por La FVT Y El Memorial, 3 Y 4 De Julio

La Fundación Víctimas del Terrorismo (FVT) y el Centro Memorial han organizado con la Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV-EHU), en el Palacio Miramar de San Sebastián, el curso de verano “Ponerse en la piel de las víctimas del terrorismo”, los días 3 y 4 de julio. En esta doble jornada se pretendía abordar el modo en que las víctimas del terrorismo han estado representadas en las últimas décadas en la ficción audiovisual de la pequeña y la gran pantalla. Para ello se ha contado con especialistas tanto del mundo académico como con profesionales del mundo del cine y la televisión que han narrado en primera persona sus vivencias al ponerse en la piel de las víctimas de ETA.

El curso fue inaugurado por su directora Virginia López de Maturana, profesora de la UPV-EHU; Florencio Domínguez, director del Memorial; Juan Benito Valenciano, presidente de la FVT, y Marisol Garmendia, delegada del Gobierno en el País Vasco. Esta última expresó, en nombre del Gobierno de España, “nuestro respeto y solidaridad con todas las víctimas del terrorismo. Su testimonio, su dolor, y también su dignidad, nos obligan a mirar nuestra historia reciente sin atajos ni eufemismos. Y a reconocer que, sin ellas, no hay memoria completa ni relato justo y veraz posible”, dijo. El primer experto en intervenir fue Santiago de Pablo Contreras con la ponencia inaugural “Del papel a la pantalla: el terrorismo en el País Vasco, entre la historia y la memoria”. Santiago de Pablo, catedrático de Historia Contemporánea de la UPV-EHU y miembro de la Academia del Cine aseguró que “no se puede decir que el cine no se haya preocupado por ETA. La culpa de la ausencia de las víctimas del terrorismo, en los primeros años, no solo fue del cine”, también de la propia sociedad vasca. El catedrático de la UPV-EHU apuntó que desde la Transición hasta la actualidad, el terrorismo abertzale aparece en 245 producciones audiovisuales, de las cuales 77 han sido largometrajes cinematográficos. “Esa idea de que el cine español no se ha atrevido a tratar el tema de ETA no es cierta. Hay un corpus audiovisual potente aunque, a veces, desconocido” por no tener esa calidad artística, carecer de hondura ética y moral, o simplemente por no tener éxito de público, recalcó De Pablo. Más adelante añadió quedurante años “ETA fue un veneno para la taquilla”, era un tema que no se tocaba casi, aunque hubo películas “con un éxito importante y con un enfoque inadecuado”, en las que los terroristas aparecían como héroes o románticos y sus víctimas como figurantes . “No puede decirse que el cine español no se haya preocupado de ETA”, aunque en ocasiones, especialmente en las primeras décadas, lo ha hecho de una manera que, a su juicio, “tenía que haber sido más valiente”, aunque lo hizo en sintonía con la actitud que mantenía la propia sociedad. El académico del cine se refiere a cintas como ‘Operación Ogro’ o ‘Comando Txikia’, sobre el asesinato de Luis Carrero Blanco por ETA. A partir de aquí, Santiago de Pablo fue repasando hasta 77 películas, con el terrorismo etarra como temática central o secundaria, señalando que era necesario tener en cuenta “tanto los directores como la producción” y que en el País Vasco “ha habido un interés importante por ETA, más que en el resto de España”. El catedrático universitario repasó la evolución que ha experimentado el tratamiento del terrorismo en la producción audiovisual desde las primeras películas que, en la década de los años setenta, trataron el asesinato de Luis Carrero Blanco y que continuaron después recreando el fusilamiento de Txiki y Otaegi o el Proceso de Burgos. Esta tendencia se mantiene casi hasta el año 2000 cuando “las víctimas cobran protagonismo y llevan sus testimonios a documentales, género que gana terreno a la ficción”, expuso

La siguiente ponencia “A primer plano: las víctimas de ETA en el cine de ficción” fue expuesta por Roncesvalles Labiano, profesora e investigadora de la Universidad de Navarra. Labiano realizó un análisis entre 1977 y 2025 destacando que hasta 2001 “hubo más ficción”, pero que desde 2001, es el documental el que se impone a la ficción. Por varias razones: “una, que es más fácil producir un documental que una película de ficción. Y, dos, que el pacto de lectura entre creadores y público es más directo en el documental”, explicó. Después tomó la palabra David Mota Zurdo, profesor de la Universidad de Valladolid en el Campus de Palencia para explicar la presencia de las víctimas del ETA en la pequeña pantalla, de TVE a HBO. Mota cree que ha sido un recorrido audiovisual “desde los años del silencio hasta los años del testimonio” con un relato de las víctimas “silenciado entre 1975 y 2000”. El profesor de la Uva resaltó la gran contribución que se puede hacer desde la historiografía para “contribuir a que se establezcan una serie de líneas rojas en lo que a verosimilitud se refiere”. La profesora e investigadora de la Universidad de Navarra, Ana Escauriaza, disertó con la lección “Más allá de la ficción. Acercarse a las víctimas en la vida real”. Comenzó destacando que “si la ficción tiene fuerza, cómo no lo va a tener lo real, con nombre y apellidos”, en alusión a las víctimas del terrorismo. Escauriaza confesó cómo cambió su vida cuando estudiando cuarto curso de carrera escuchó el testimonio de Salvador Ulayar de su libro “Morir para contarlo” donde cuenta el asesinato de su padre por ETA en Echarri-Aranaz (Navarra), el 27 de enero de 1979. Escauriaza tras esta primera toma de contacto con víctimas del terrorismo y sus posteriores investigaciones define a éstas como: “cualquiera que sufra daños físicos, psicológicos o emocionales inmerecidamente, y no las personas asesinadas o heridas”. La investigadora de la Universidad de Navarra cree que “el efecto de un asesinato va más allá del mismo” por las consecuencias. Da fe de ello con sus trabajos de entrevistas a víctimas como nietos o familiares de los asesinados en el atentado de la cafetería Rolando de Madrid en 1974. Según ella, las personas asesinadas “tenían una biografía” y en cada uno de sus familiares “funcionan mecanismos de supervivencia muy diferentes”.

La sesión de tarde estuvo centrada en la mesa redonda “Interpretando la realidad: en el papel de las víctimas”, moderada por Virginia López de Maturana y con la participación del actor Xoán Fórneas Rey, la productora Nerea García Guillén, y el director de cine, Jon Viar Aparicio. Fórneas fue el actor que encarnó al guardia civil José Antonio Pardines en la serie ‘La Línea Invisible’, un papel que para él “fue fácil y no lo fue” por la dificultad que tuvo intentando “humanizar al personaje para no revictimizarlo”. Jon Viar fue acto en la misma serie en un papel corto de una escena, pero para él tuvieron más importancia sus trabajos audiovisuales, como ‘Traidores’ donde cuenta la historia de su padre, militante de ETA juzgado en el Proceso de Burgos, y de otros que fueron dejando la banda cuando llegó la democracia. Para Viar “no tenía sentido hacer justificación de una ETA buena” y destacó que siempre ha querido mostrar que las víctimas de ETA fueron asesinadas en nombre de “una ideología racista y supremacista”. Nerea García Guillén explicó cómo su productora hizo los documentales ‘Muerte en Amara’ y ‘Beldurra’ considerando importante por su parte que pueda haber “películas y documentales que contribuyan a la memoria histórica”.

La segunda jornada del curso estuvo dedicada a los directores, guionistas y productores que contaban sus propias experiencias desde sus trabajos. El donostiarra Borja Cobeaga aportó su visión del acercamiento a las víctimas desde el humor con sus películas ‘Negociador’ (2014) y ‘Fe de etarras’ (2017), y antes con serie de Euskal Telebista ‘Vaya Semanita’. Cobeaga cree que el humor “empieza a introducirse por rendijas que no esperabas” y que con ‘Vaya Semanita’ trasladaron “el pulso de la calle a la tele”. Era, según Cobeaga, una manera de desdramatizar y de tomar con humor “no el terrorismo, sino la vida en Euskadi con el terrorismo”. Ana Díez Díaz, profesora jubilada de La Universidad Carlos III, y de la ECAM, además de directora y guionista de cine centró su intervención en la película ‘Ander eta Yul’ (1989). Previamente contó su trayectoria, su vuelta al País Vasco, tras cinco años de su ausencia, al que veía “como una zona arrasada”. En ese contexto, Díez planteó la película ‘Ander eta Yul’, con “dos amigos del alma desde el seminario, para saber manejar la muerte”, donde uno es vendedor de drogas y el otro miembro de un comando de ETA. La idea de Ana Díez con esta cinta era superar “la épica de la lucha o la represión” y que tomara “otro camino, en el que el bien y el mal se entremezclaran”. El gran éxito de Abel García Roure, guionista y director de cine, ha sido la serie “La Línea Invisible” emitida por Movistar+, uno de los mayores récords de audiencia en los últimos cinco años. Como creador y productor ejecutivo de la misma García Roure revela que “la desmitificación era la esencia del proyecto”, porque “hay que cerrar el libro de ETA, pero antes vamos a leerlo y escribirlo de principio a fin”. Para producir la serie sobre la ETA del franquismo trabajó a fondo en la historia y los personajes siendo “lo más fieles a lo que podíamos conocer”. En su exposición detalló cada uno de los personajes principales: José Antonio Pardines, Txabi Echevarrieta y Melitón Manzanas.

El curso lo cerró el director y productor cinematográfico Ángel Blasco Marqueta, con ‘El viaje de Arián’, un cortometraje de 1995 y un largometraje en 2000 basado en el anterior. La historia de una estudiante que frecuenta ambientes radicales abertzales y pasa del terrorismo callejero a integrarse en un comando de ETA como chivata, en un viaje en el que abandona su entorno social y familiar para entrar en un mundo sin retorno. Ángel Blasco contó algunos detalles de la producción de la película con un presupuesto bajo que obligaba a optimizar los escasos recursos que tenían, como una furgoneta de segunda mano que convirtieron en vehículo policial y que terminó como vehículo particular de Blasco. El productor de ‘El viaje de Arian’ mostró varios clips de la película y recordó que tanto el cortometraje como el largometraje se hicieron en los años de mayor efervescencia del terrorismo callejero, tras casi cuatro años de investigación. Según él, lo que les movió a esta producción audiovisual no fue dirigirla a los ya convencidos contra ETA, sino a “la gente de la kale borroka y lo que suponía para ellos cruzar esa línea”.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Volver arriba