El libro “Testigo de cargo” en la Academia del Cine
La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas ha sido escenario de la presentación en Madrid del libro “Testigo de cargo. La historia de ETA y sus víctimas en televisión”, publicado por Ediciones Beta y el Centro Memorial. En el acto intervino el director del Memorial, Florencio Domínguez, explicando que es un trabajo que “parte de las investigaciones sobre le terrorismo en el cine” del catedrático de Historia Contemporánea de la UPV-EHU Santiago de Pablo. El objetivo de es trabajo, según Domínguez, es “saber si en la televisión se habían reproducido los mismos patrones que él [De Pablo] había identificado en la cinematografía”. Finalmente, el máximo responsable del Centro Memorial destacó que este trabajo es “la antesala de otros proyectos”.
Santiago de Pablo, coautor del libro, reveló que los otros dos coautores, Virginia López de Maturana y David Mota Zurdo, habían “mezclado una estructura cronológica y temática”, analizando en el primer capítulo el periodo entre 1975 y 1999, en el que “no hay casi producciones televisivas no informativas sobre ETA”. Los dos capítulos siguientes, según el catedrático universitario, se centran en el periodo 2000-2019, con la temática de ETA en producciones documentales y también de ficción. Más adelante, De Pablo expresó su impresión de que las víctimas del terrorismo “sí tendrán protagonismo en el futuro en la televisión”. Justificó su optimismo en la producción reciente de varias series para el canal Movistar +, en las que se aborda la realidad de las víctimas, o la adaptación de “Patria”, la novela de Fernando Arámburu en la plataforma audiovisual HBO.
Virginia López de Maturana, profesora universitaria y coautora del libro, destacó que no fue hasta 1997, tras el secuestro y asesinato del concejal popular Miguel Ángel Blanco, cuando las cadenas de televisión “pusieron el foco en las víctimas del terrorismo”, casi olvidadas hasta entonces “para evitar polémica”. López de Maturana señaló que en ese periodo anterior a 1997, la ficción estaba centrada “en aspectos costumbristas o de humor”, mientras que las series históricas y los documentales se basaban en hechos anteriores a la Transición.
